Es ciertamente sorprendente el eco que deparan algunas iniciativas cuando menos truculentas. Resulta que la Rio Narcea Gold Mines -cuyos estropicios ecológicos tendremos siglos para asimilar en el ya quebrantado occidente astur- mutada ahora en Astur Gold por intermedio de un inversor ruso (Dagilev Capital Corp, ¡nos tememos lo peor!)sigue vendiendo la moto de los puestos del trabajo, el futuro puerto deportivo de Salave (léase super furaco o buraco de la explotación a cielo abierto) -naturalmente nada dice del ecocidio en el paraje natural de los lagos de Silva o de las sustancias tóxicas a utilizar en la explotación o del futurio baldío que depara cual caballo de Atila el paso de una compañía de triste memoria (que hablen los de Belmonte de Miranda).
Así puestos, y habiendo perdido una -esperemos que no la última batalla judicial- insta al Ejecutivo asturiano a negociar.
Lo peor puede ser que en este momento a alguien le de por creerse el cuento. De hecho los de Asturgold presumen de contar con numerosos apoyos (a juzgar por la proveniencia de los inversores, que se permiten comprar a un antiguo Ministro canadiense como muñidor, no lo dudamos.
Pero es que ya decía Quevedo que poderoso caballero...)
jueves, 20 de mayo de 2010
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